La reciente tragedia del terremoto y del tsunami acaecidos en Japón nos sitúa ante el dolor y la muerte de tantos hermanos y hermanas. Miles de desaparecidos, heridos y desplazados que han perdido su hogar, sus pertenencias y que han sido separados de sus familias.
Nos unimos a todos cuantos están pasando por este enorme sufrimiento, en la hora de la prueba, y ponemos en las manos misericordiosas de Dios todas sus angustias y sufrimientos.
Pedimos insistentemente en nuestra oración por todos los difuntos, heridos, desaparecidos, desplazados, por los que lo han perdido todo... Que en medio de tal situación pueda surgir la esperanza y la fuerza necesarias para seguir adelante. Y que la solidaridad y el trabajo de tantos que ya están colaborando en las labores de rescate y ayuda tengan todos los medios necesarios y el mayor éxito posible.
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